lunes, 14 de octubre de 2013

"Incertidumbres de otoño"

La Voz de Galicia, Mercados, 13-10-2013.



A ORILLAS DE LA CIFRA

Xosé Carlos Arias

                       Incertidumbres de otoño

Las asambleas generales del Fondo Monetario son buenas ocasiones para el recuento de problemas pendientes, y también para echar la vista hacia delante con el fin de atisbar los escenarios económicos que nos esperan. En relación con citas anteriores el ambiente de los debates parece haber cambiado en algunos puntos. El más importante es que el centro principal de las preocupaciones se está desplazando desde la eurozona –que sale lenta y dubitativamente de su segunda recesión en cuatro años- hacia otras regiones: por motivos diferentes, son los países emergentes y Estados Unidos los que ahora mismo causan mayores dolores de cabeza.

En el caso norteamericano, provoca temor su enésimo episodio de abismo fiscal, con la amenaza del desnortado partido republicano de permitir la insolvencia del país el próximo día 17 si el gobierno no se somete a sus chantajes. Aunque efectivamente sea difícil exagerar las consecuencias funestas que algo así traería consigo, lo previsible es que se encuentre alguna vía de arreglo cuando el vencimiento esté próximo: el problema parece por tanto muy de corto plazo, pero es verdad que ese continuo caminar al borde del abismo causa estupor si se observa con perspectivas de futuro. Con todo, la incógnita norteamericana está mucho más centrada en la retirada de los estímulos monetarios. Una retirada que parece inevitable, ya que después de tanto tiempo de vigencia los costes de esa política empiezan a ser ya tan elevados como sus beneficios; el problema está en que la estrategia monetaria ultraexpansiva ha sido en todo este tiempo casi la única herramienta para combatir la contracción, no estando para nada definida una alternativa para sustituirla.  Un error en el ritmo de repliegue de los estímulos probablemente causaría una catástrofe, lo que explica las dudas y contradicciones que al respecto están mostrando los dirigentes de la Reserva Federal.

La otra gran fuente de inquietud está en el mundo emergente: si en los últimos años esos países han sido mucho más solución que problema, la situación podría estar cambiando rápidamente, en parte por razones que tienen que ver con el párrafo anterior: la abundancia de liquidez de origen norteamericano favoreció el bum inversor en esos mercados, lo que ahora parece estar revirtiendo con consecuencias graves. En todo caso, las tasas de crecimiento que han conocido recientemente indios, chinos o brasileños quedan atrás para una buena temporada, lo que no dejará de tener efectos para el resto del mundo.

¿Y Europa?. La desaparición del riesgo de colapso súbito del euro, gracias a la acción del BCE, ha reducido mucho el grado de incertidumbre, lo que ahora además se ve complementado por la evaporación en Italia, al menos a corto plazo, del riesgo Berlusconi, y por la formación en Alemania de un gobierno de gran coalición; todo lo cual puede no obstante verse sacudido en cualquier momento por nuevos desarreglos, como el que podría provocar un tercer rescate de Grecia.  No es mala cosa un tiempo de relativa tranquilidad, pero no estaría mal que los europeos –sobre todo los de la periferia- recordaran que la estabilización que viene solo trae dosis homeopáticas de crecimiento: Y que recuperación, lo que se dice recuperación, no la veremos hasta finales de esta década. Seguro que eso nos lo recuerda estos días, desde Washington,  el FMI.