lunes, 28 de octubre de 2013

"Yellen versus Draghi"

La Voz de Galicia, Mercados, 27-X-2013.

A ORILLAS DE LA CIFRA

Xosé Carlos Arias

                       Yellen versus Draghi

Una buena noticia para los norteamericanos: durante los próximos años estará al mando de la Reserva Federal Janet Yellen una economista muy fiable y preparada en materia de política monetaria y regulación bancaria. Cabe esperar una cierta línea de continuidad con la política anterior, la famosa flexibilización cuantitativa, que en los últimos años ha inundado de dólares los mercados financieros de aquel país (hasta el punto de rebautizar al anterior presidente de la Reserva como helicóptero Ben Bernanke). Pero esa política –que ha triplicado el balance del banco central- está ahora mismo muy cerca de exprimir sus últimas posibilidades de ayudar en el combate a la crisis, y cada vez se extiende más la idea de que sus beneficios comienzan a ser menores que sus costes.

Entre estos últimos destaca el fallo de los mecanismos de transmisión hacia la economía real. Es decir, el bum de liquidez se ha traducido sobre todo en un gran embolsamiento de medios de pago en los propios intermediarios financieros, lo que ha dado impulso a inversiones muy especulativas, y la consiguiente –y preocupante- formación de nuevas burbujas. Mientras tanto, empresas y consumidores siguen sufriendo, aunque en menor medida que al comienzo de la crisis, serias dificultades para acceder al crédito. Pues bien, esa es la gran tarea que espera a Yellen: conseguir que los mecanismos de transmisión funcionen adecuadamente, para así poder afrontar con posibilidad de éxito los objetivos que ella misma ha fijado como prioritarios, el crecimiento económico y el empleo.

La confianza en Yellen procede de su prestigio como académica (durante muchos años fue profesora de la Universidad de Berkeley) y su larga trayectoria en la propia estructura de la Reserva Federal. Pero hay un punto que con justicia se suele destacar de ella: que hizo atinadas advertencias de lo que se podía venir encima en 2007, cuando Bernanke o Greenspan se empeñaban en decir todo lo contrario. En este punto hay un elemento interesante de contraste con el otro gran banquero central, Mario Draghi, quien era vicepresidente para Europa de Goldman Sachs justo en el momento en que ese banco de inversión enseñaba al gobierno griego a manipular su contabilidad nacional sin que se notara demasiado.

Es verdad que Draghi se ha redimido en gran medida durante el último año, con sus esfuerzos reales para evitar la debacle del euro. Pero la aparición rutilante de Janet Yellen marca una excepción en las tendencias generales en cuanto a la procedencia de los banqueros centrales, los cuales suelen llegar directamente de las cúpulas de grandes bancos; un asunto de importancia, pues pone en cuestión su supuesto principio de independencia (porque podrán ser independientes de los gobiernos, pero, ¿de los bancos?). De hecho, en los últimas semanas, el propio Draghi está siendo muy cuestionado debido a las evidencias crecientes de trato de favor a los bancos de su propio país de cara a la definición de nuevas reglas europeas para el sector.

En cualquier caso, el contraste entre Yellen y Draghi debe ser relativizado, porque sus respectivos pasados o sus competencias profesionales pesan mucho menos que las estructuras en que se mueven y las reglas que los rigen. Y ahí hay una diferencia crucial: mientras que los estatutos de la Reserva Federal aúnan los objetivos de estabilidad de precios y crecimiento, los tratados europeos confieren al BCE la única tarea de combatir la inflación. Dada la entidad de nuestros problemas, necesitamos cambiar esto último, lo que no va a ser fácil. Con eso, pero también y con Janet Yellen, los norteamericanos nos sacan ahora notable ventaja.